martes, 17 de mayo de 2011

Vamos a contar mentiras…tralará

Este no es un post sobre cultura per sí va de lo que es la anticultura. ¿Píldoras antipopulistas, por favor? Gracias.

Peligroso es no tener cultura pero más me temo a aquellas ocasiones en las que recibimos grandes dosis de anticultura que nos tragamos y asimilamos como si fuera lo más normal del mundo. Con un cubata siempre entra bien.
Me pregunto si cuando el colonizador Francisco Pizarro llegó a Sudamérica y asentó por primera vez sus españolas posaderas  en tierras ajenas un líder inca se le plantaría y le diría en su lengua nativa: “perdona, pero primero somos los de aquí, y luego los inmigrantes”.

No podría haber sido así de ninguna de las maneras; esta absurda y surrealista conversación no se dio porque, entre algunos motivos evidentes, el bando colonizador tenía la fuerza bruta de quien se impone.

Varios siglos han pasado ya des de entonces, cierto. Ahora vivimos en un entramado social más complejo, regido por la economía de libre mercado, un sistema financiero agresivo que ha propiciado la globalización, el libre flujo de comercio y de personas por el mundo.
Nos conviene, a Occidente, no recordar de dónde hemos obtenido tantos recursos y qué países hemos explotado para llegar a este status quo, el capitalismo se cuela por todos los agujeros posibles.  Pero sin embargo, a nosotros sí nos da por recordar constantemente el origen de algunas de las personas que emigran, sobretodo desde países de América Latina; África del norte, subsahariana y central; países del Este  y de Oriente Medio. Nos da por delimitar qué derechos pueden obtener en diferencia a los autóctonos por el miedo a que nos falte (que nos sobre) recursos.
Ese es el miedo que utilizan algunos partidos políticos  para justificar las grietas de la economía. Ahora los inmigrantes son el escudo  ante las pedradas de la sociedad, quien demanda una respuesta ante la crisis. Y nos contentamos con tan poquito…con que nos den un el nombre de un posible culpable, ya nos callamos un rato.

¿Qué tiene Plataforma X Cataluña a parte de un discurso catalizador de xenofobia, intolerancia y oportunismo? No hay más que ver su programa  que presume de tener fundamentos democráticos fuertes y rígidos pero que, sin embargo, habla de una España que ya no existe. Hay nuevas realidades y una de ellas es la inmigración, su descendencia y su herencia en este país.
Temo a esta anti-cultura porque reduce la multiperspectiva, rebaja a un nivel insospechado nuestra capacidad crítica, dificulta la convivencia y nos hace creernos inconscientemente y peligrosamente superiores, cuando, en la historia de la humanidad nos hemos salvado el pellejo los unos a los otros constantemente. 


Cuando toca hablar de fútbol


Grupo de facebook: “Tías que van de hooligans y no tienen ni puta idea de fútbol”

Obviamente, quien creó este grupo no podía ser muy femenino. Pero a pesar de titular esta entrada con esta gracia, no hablaré de la dicotomía sexista del deporte ni intentaré justificar si las mujeres sabemos más o  menos de esto. Porque no vale la pena.

Si tuviera que definirme respecto a mi consideración sobre el fútbol, lo haría relacionándolo con la religión cristiana (que es la que me ha tocado más de cerca). No soy atea pero no comulgo con la Iglesia, y sin embargo no dejo de creer que hay algo más. Una clase de agnosticismo es el que siento yo por este deporte. Utilizo este ejemplo porque creo que realmente hay elementos muy parecidos entre ellos. Al menos, en actitudes; iniciación, veneración, rechazo absoluto, reconciliación y alejamiento total. Aunque veneración o rechazo son las actitudes más usuales para tener frente al fútbol.
Si soy sincera, debo decir que hace tiempo llegué a una doble conclusión sobre el fútbol: es verdad que es un arte, y es verdad que no entiendo nada sobre él.

No me malinterpreten, sobre todo aquellos que aborrecen este idolatrado deporte. Es que, simplemente, en cuanto te pones a observar la dinámica del juego te das cuenta de lo poco que sabías cuando describías esta actividad con el típico comodín:  “un montón de tíos corriendo tras una pelota”.
Después de haberme tragado unos tres mundiales y unas cuantas Champions con sus celebraciones correspondientes; y después de haberme contagiado fácilmente de esa histeria colectiva tan adictiva, el interés por el fútbol ha ido despertándose en mí. Eso sí, de forma muy modesta…casi imperceptible.

Se pueden hacer varias alegorías sobre la práctica de este deporte, pues da mucho que pensar el hecho de que sea tan sumamente popular, de que movilice a millones de personas en el mundo y en definitiva, de que mueva tantísimo dinero. Se puede interpretar de la forma más simple: evasión, descarga de adrenalina de un equipo y de una afición, sentimiento de pertenencia a un colectivo, competitividad agresiva y divertida, etc.
Pero también se le puede dar una perspectiva algo más compleja. ¿Qué es un partido sino una batalla épica? O al menos así nos lo transmiten en los medios de comunicación, siempre utilizando vocabulario belicista tanto en retransmisiones deportivas, como en noticias o crónicas de acontecimientos pasados. Es que nos va el drama y la emoción más que a un tonto un lápiz. 

De vez en cuando, ver un partido de fútbol es como participar de una pequeña conquista en donde tu equipo es el noble, el heroico, un grupo de caballeros que deben defender su honor y baluarte ante el bando “usurpador”. Pero a diferencia de una auténtica contienda, en el fútbol,  para demostrar la valía, conquistar un terreno o conseguir “la gloria”, se debe hacer sólo una cosa: conseguir, poseer y marcar con el balón. Vaya, dicho así, resulta un combo de acciones que no son tan fáciles de conseguir si de por medio hay 11 tíos más que intentarán defender o atacar este “objeto de poder” para impedir que tu equipo obtenga la victoria. 

Uno puede imaginarse a Guardiola envalentonando a sus jugadores con uno de esos discursos que ya quisiera haber tenido Ridley Scott en sus guión de Gladiator

 Todos los “luchadores” salen a un campo de batalla donde ponen en práctica una estrategia y dan uso a sus mejore armas. Con armas me refiero a esas capacidades futbolísticas que ahora aprecio mejor: fuerza y potencia, agilidad, velocidad de desplazamiento, visión estratégica, etc. En total requiere una preparación, física, motora y psíquica que no, no todo el mundo podría tener. Aficionados que desde las gradas/sofá de su casa gritan “yo lo habría hecho mejor”, desengáñense, que por algo no están al otro lado de la pantalla.

Metáforas a parte, es en este tipo de reflexiones donde una se da cuenta de que hay algo más detrás del espectáculo. Y hoy ya no  me toca criticar el teatro o la macro cobertura mediática que suele tener, que es lo que me encanta, si no hacer apología del buen fútbol aún reconociendo mi ignorancia suprema sobre la deportividad.
Cuando veo la destreza pasmosa de algunos jugadores para librarse de sus obstaculizadores atacantes para luego salir airosos, rematar y marcar gol, no me sale otra cosa de dentro que decir “olé, olé olé”…aunque lo diga tan bajito que nadie me pueda escuchar.

Recuento final:
¿Entiendo de fútbol? No. ¿Suelo ver fútbol? No ¿Te gusta el fútbol? Ya no lo sé…

Patricia Porteros

lunes, 25 de abril de 2011

La evolución de Hollywood y la comunidad afroamericana

Del hombre con taparrabos a la Blaxploitation 





No sé si el cine puede tener color pero parece que en Estados Unidos creyeron que sí.  Uno puede imaginarse cómo de harta estaba la comunidad negra de verse reflejada en pequeños y ensombrecidos papeles en el mundo cinematográfico. Y es que aún hoy en día el cine, sobretodo el proveniente del monstruo Hollywood, sigue estando lleno de clichés. 
Tomemos una perspectiva en concreto, la presencia de afroamericanos en el cine ha evolucionado de la siguiente forma:
 

Primera década del siglo XX: En Estados Unidos se estrena The birth of a Nation (1915), El nacimiento de una nación.  Y ya empezamos mal.Se estigmatiza a más no poder a la comunidad afroamericana. Se ensalza a la organización del Ku Klux Klan como épicos héroes defensores de la comunicad blanca.



Años 20: Representación del hombre negro como un ser asilvestrado. Es la época en la que los actores blancos se pintaban de negro y vestían taparrabos para  imitar el aspecto más tribal del hombre "de color" porque... ¿para qué contratar a un negro de verdad?...esto me recuerda a las cabalgatas de los reyes magos...




Años 30-40. Llamaremos a esta etapa “Señorita Escal·lata” haciendo referencia a Lo que el viento se llevó. De acuerdoe stoy  en que reflejaba una realidad: la servidumbre era la ocupación más usual para esta gente.
Conceptos clave: campos de algodón y de tabaco.




Años 50-60. Es la época de Martin Luther King y Malcom X, la tensión racial estaba latente. Después de la segunda guerra mundial el hombre negro adquiere más presencia con papeles de:
a)    Delincuentes

b)      Modelo de afroamericano ‘cultivado’, con estudios y sin representar una amenaza para la sociedad americana. Un ejemplo claro es el papel de Sidney Potier en Adivina quién viene esta noche. No estuvo nada mal para la época. También destacan otros actores de renombre como Dorothy Dandridge o Harry Belafonte. Nacieron las primeras películas que promulgaban cierto respeto a la sociedad afroamericana y el rechazo al trato racista entre los personajes . Destaquemos la adaptación de Cómo matar a un ruiseñor (Harper Lee).


Años 70. El fenómeno Blaxplotation y la adaptación de Raíces. Época dorada para la comunidad negra. Durante las dos décadas se estuvieron gestando movimientos, tanto violentos como pacíficos, por la integración y el fin de la segregación racial. Los Black Power y los Panteras Negras fueron los movimientos urbanos que hicieron más eco.   


La Blaxplotation fue un género que creó escuela, algunos de sus fans han heredado muchos elementos estilísticos de este fenómeno. Uno de ellos fue Quentin Tarantino. Nació como un movimiento cinematográfico que tuvo lugar en Estados Unidos a principios de los años 70 con la comunidad afroamericana como protagonista en historias de persecuciones policiales, mafias y ambientes de pura corrupción.

La típica escena: persecución de coches por la ciudad de Detroit con algún tema musical de Curtis Mayfield de fondo y  como protagonista, tanto una mujer como un hombre negros vistiendo al estilo funky-guetto de la época. Pelo afro y totalmente crespado, camisas floreadas, gafas de pasta enormes y pantalones acampanados. La musa y diva de este género fue Pam Grier (Foxy Brown), años más tarde la volveríamos a ver en el papel de Jackie Brown, la película de Tarantino que llevaba el mismo nombre.

La obra más conocida, la que marcó precedentes, es Shaft, de Gordon Parks (1971). Pelos a lo afro, gafas inmensas y pantalones acampanados. Aún así, en ella todavía no aparecía la que sería más adelante la musa absoluta del Blaxpoitation, Pam Grier, la protagonista de Jackie Brown.


También surgieron algunas adaptaciones algo cachondas de clásicos como ‘Blackcula’ o ‘The Wiz’, adaptación del Mägo de Oz en la que aparecía Michael Jakson.
El término 'Blaxploitation' se identifica también con el género musical que constituían las bandas sonoras de dichas películas. Algunos de los principales artífices del género fueron Curtis Mayfield, Isaac Hayes o James Brown, entre otros.



Años 80: La presencia de los afroamericanos en el cine se hace mucho más visible, no tan sólo en Estados Unidos, si no en todo el mundo. Empieza a llegar mucho material. Destacan las películas de Spike Lee, historias sencillas con moraleja final sobre la convivencia interracial de los barrios más conflictivos de Nueva York. 


Fue una década menos efervescente, emergieron actrices y actores negros que se unieron a la corriente principal (mainstream) de Hollywood. Desde entonces, se supone que han ido obteniendo papeles  principales y manteniendo en pantalla relaciones igualitarias con los personajes blancos.
Salen a relucir actores como Whoopi Goldberg, Halle Berry, Angela Bassett, Denzel Washington, Morgan Freeman, Samuel L. Jackson, Will Smith y Eddie Murphy. 


De los 90 hasta hoy. Llegan a nuestras televisiones series míticas como El Príncipe de Bel Air y Cosas de casa, con las que nos reímos hasta hartarnos pero sin entender bien bien porqué en una serie de negros prácticamente sólo aparecían negros. ¿Acabamos en el otro extremo? Tardamos un tiempo en asimilar cómo se estructuraba la sociedad estadounidense por aquel entonces (y ahora también). 



Hay que añadir que los últimos actores y actrices nombrados han sido los más premiados, aclamados por el mundo del cine en las últimas dos décadas. Parece que actualmente los personajes negros en Hollywood atienden a la igualdad de condiciones y de visibilidad. Con producciones cinematográficas como Amistad, Malcom X, Grita Libertad,  Una historia del Bronx, haz lo que debas o Crash se han hecho grandes logros en la lucha por la sensibilización y concienciación antirracista y antisegregacionista, pues era absolutamente necesario construir una perspectiva de contexto que eliminara concepciones equívocas sobre la historia de cómo se constituyó América, y que explicara o desentrañara los porqués de los conflictos entre las diferentes nacionalidades que la compusieron. Es en este tipo de películas dónde se ha conseguido de algún modo u otro este objetivo, han sido útiles herramientas por la comprensión.
Contra todo pronóstico la multiculturalidad se va abriendo paso como una realidad vigente en el mundo ficticio y real. Pero lentamente, muy lentamente.



Amazing Grace. Cine por los derechos humanos


El pasado 11 de Abril en la sala de cine de la Universitat Autònoma de Barcelona se dio lugar a una sesión con cine fórum de la película Amazing Grace con motivo de la Setmana per la Dignitat. Se escogió esta película como ejemplo para tratar el tema de los derechos humanos y la dignidad.
 Lo cierto es que esta película pasó bastante desapercibida por nuestras salas el año en el que se estrenó, en el 2007. Coincidía con la celebración del bicentenario de la abolición del comercio de esclavos dentro del imperio británico.  

 Amazing Grace es la historia de la lucha de un grupo de hombres que lucharon incansablemente por acabar con una de las más aberrantes injusticias que han atentado en contra de la dignidad humana. Finales del siglo XVIII. William Wilberforce (Ioan Gruffudd) es un brillante y carismático político británico de tan sólo 21 años. Pero su vida cambiará al conocer a un antiguo esclavo el cual le hará transformar por completo su percepción de la realidad que vive. A partir de entonces se convierte en la voz pública de los abolicionistas, librando su particular cruzada para frenar el comercio de esclavos del Imperio británico. El filme sobre todo muestra el debate político que se formó alrededor de la cuestión; nos hace partícipes de la esencia del parlamentarismo británico propio del siglo XVIII. Podemos ver y escuchar contundentes discursos y elocuentes actos de los protagonistas por conseguir la liberación de los esclavos, un hecho que amenazaba a la economía de comercio británica. 

El dato curioso: el título de la película Amazing Grace se debe al famoso himno  que compuso John Newton a raíz de su experiencia personal. Fue un antiguo esclavista inglés que dedicó la primera etapa de su vida al comercio de esclavos para la Royal Navy. Una noche, navegando en uno de los navíos, una tormenta sacudió toda la embarcación. Todas las personas abordo perecieron excepto él.  Docenas de personas amortajadas y encadenadas, transportadas como mercancía en condiciones deplorables, murieron aquella noche. 


Años más tarde, acechado por la carga de conciencia y el peso de “esas almas”, John Newton decidió hacerse sacerdote y consagrar el resto de su vida a la religión. Fue entonces cuando compuso la famosa canción “Amazing Grace” (gracia Sublime) que en tantas ocasiones ha servido como himno conmemorativo.
Así como Steven Spielverg supo retratar la esencia empática que deben tener los derechos humanos en Amistad,  lo que realmente ha conseguido el director de Amazing Grace,  Michael Apted , es expresar con toda contundencia los miles de motivos para indignarse por los hechos históricos que relata el film. Es sobrecogedor.



Algo de historia:
La historia del hombre africano, el yugo de su esclavitud la peregrinación por el continente Americano y otros continente,  comienza en el año 1619, cuando un cargamento de 20 africanos fue llevado a Virginia por los holandeses. Éstos, llegados en el mítico Myflower, abandonaron su país para buscar mejor fortuna y poder desarrollar sus creencias religiosas, prohibidas no sólo en Holanda sino en el conjunto del "viejo continente".  Desde 1619 hasta 1871, año en el que es abolida la esclavitud, se comercializaron 8.500.000 afroamericanos en América del Norte. Los pobladores y conquistadores de la Nueva Tierra prometida provenían de distintos países (Holanda, Inglaterra, España, Francia...). Su cultura y religión eran diferentes, al igual que los africanos capturados, que pertenecían a países, tribus y clases sociales muy diferentes.  Los europeos esclavizaron hombres y mujeres del norte y de toda la costa atlántica de África. Tanto reyes como artesanos trabajaban y eran maltratados junto con guerreros y santones procedentes de distintas tribus y localizaciones geográficas”