martes, 12 de abril de 2011

Cultura con alma


Adele y sus 21 motivos para ser récord de ventas en el Reino Unido

 
Un poco más de “alma” y menos poder a las discográficas. Esa es la estrategia que ha debido seguir una artista en toda regla como Adele Adkins. Natural de Londres, la joven cantante ha burlado todos los males que afectan actualmente a la industria musical con su nuevo álbum 21, titulado así por su edad actual tal y como lo hizo con el primero.



Con la presencia de Adele en el panorama musical, ya no me parece justo echar de menos la voz metálica de Amy Winehouse y su brit soul cargado de rebelde osadía; ni los temas dulzones de Duffy, aquellos que nos retrotraían a los 50 con su marca de new soul. No es que sean comparables, ni mucho menos, pero es que lo que nos ofrece Adele es más, mucho más. Se trata de una apuesta por la originalidad, la fidelidad a uno mismo y la calidad en todos los aspectos de su creación. 

Y es que la número uno en el país británico decidió tomarse su carrera por su cuenta en el sentido estricto de la expresión. Poco tuvo que ver su discográfica, el sello independiente XL Recordings, en las decisiones de producción de su nuevo álbum. Ella  pudo decidir con qué productores trabajaba, qué singles se debían lanzar, el diseño del disco e incluso escoger las  entrevistas para promocionarse. 
Austera, natural y fiel a lo que su talento y sus instintos le dictan, Adele ha compuesto los once temas de 21, demostrando que puede crear el mejor soul. Para cantar la música del “alma” uno debe saber transmitir. Se debe llegar a lo más profundo de las personas que les escuchan, la cantante británica cumple con este requisito gracias a una voz que irradia personalidad a la primera nota. 

Rechazando su asistencia a festivales de renombre, y a algunas que otras manos con voluntad de inmiscuirse en el proceso de producción de su música, Adele ha conseguido lo que no se veía en años: 11 semanas seguidas en el número uno de la lista oficial de ventas, más que la eterna Madonna. Se ha hecho con el número record de Bob Marley, invencible hasta ahora después de ganarse el puesto con el mítico Legend

Queda evidente, que la buena música, la de verdad, llegará tan alto como tenga que llegar. Dejando atrás del eco lloroso de la industria, que aún no sabe afrontar esta realidad.


 

domingo, 10 de abril de 2011

La revolta de les Quintes


‘Reivindiquem…’

El pasado domingo tuvo lugar un acto conmemorativo en el corazón de Gràcia, el barrio de Barcelona. Por segundo año consecutivo, se recreaba una de las revueltas populares más memorables del baluarte histórico de la ciudad.
Justamente en el mes de abril de 1870, el gobierno central del Estado quiso imponer el reclutamiento de una buena parte de los hombres de diversas poblaciones periféricas de Barcelona. El General Eugenio de Gaminde fue el encargado de hacer efectiva la orden las primeras quintas. Los vecinos de Gràcia fueron los primeros en revelarse contra la autoridad. Cuentan, ya a modo de leyenda, que una humilde mujer subió al campanario principal y se pasó todo el día estirando de la cuerda y haciendo resonar las campanas. Aquello fue el presagio de una enfurecida revuelta en la que las mujeres del lugar tomaron la iniciativa para  protestar y defender a los hombres de la guerra. Los militares de la guardia del General respondieron con cañonazo des del Paseo de Gracia. 
El asedio duró seis días y se cobró 27 muertes y el saqueo indiscriminado de un gran número de casas. Muchas viviendas quedaron destruidas por los bombardeos; a pesar del daño, aquellas “heridas de guerra” quedaron como la fuerte  huella del carácter revolucionario del pueblo de Gracia. 

A las once de la mañana, se iniciaba el encuentro en la Plaça de la Vila. El aforo era el justo y necesario para cubrir de espectadores esa pequeña plaza. En cuanto aparecieron las mujeres, vestidas con ropajes propios de campesinas del siglo XIX, los asistentes nos fuimos preparando y colocándonos en ubicaciones estratégicas para observar con todo de talle toda la acción. Había diferentes montones de sacos y plataformas de madera apilados a modo de trincheras situados en diferentes puntos de la plaza. Eso y la presencia de todos los voluntarios que, en calidad de actores, protagonizaron aquel día la gran revuelta hicieron que realmente uno sintiera que había viajado en el tiempo. El sonido estruendoso de los trabucos era lo más estremecedor. Sin tapones que amortiguaran el ruido infernal, eso se convertía en un auténtico bombardeo para los oídos. 

Dos de las valientes rebeldes narraban el acontecimiento histórico a medida que se sucedían los hechos. Primero la incitación a la protesta, luego la toma del ayuntamiento y después, la quema de los documentos oficiales en una hoguera donde el fuego crecía tanto como la revuelta.  La última llama sólo se apagaría después del enfrentamiento, en medio de la pólvora y la confusión.

En el tiempo actual, los voluntarios pudieron finalizar el acto celebrando la memoria de todos aquellos que se movilizaron para defender sus derechos y los que cayeron por el bando opresor. Por aquel entonces, nadie tendría la moral tan alta después de ser tan brutalmente acallados a  cañonazos.  Pero,  de forma alegórica, todos  aprovechamos para tomar conciencia de ello y extrapolarlo a nuestra realidad más próxima.